La semana que viene tendré la suerte de compartir una charla muy interesante con los integrantes de la “Asociación On”, en Rivas Vaciamadrid. Pensando ayer en esa charla, en la admiración que me inspiran todos esos grandes profesionales que la componen, con una más que demostrada experiencia a sus espaldas, me paré a pensar en lo importante que está siendo el cambio de mentalidad de las empresas con respecto a la Gestión del Talento Humano y me pregunté también si lamentablemente ese cambio no llegaría a tiempo para mucha gente que ha visto truncada su trayectoria profesional por una transición necesaria, pero a la vez implacable.
A mí personalmente me gusta pensar en la Gestión del Talento Humano como el motor de cualquier empresa. La gestión administrativa de los RRHH ha dado paso a la importancia de las personas para las organizaciones, a la apuesta por su mejora, por su bienestar, buscando así la atracción del verdadero talento y de los profesionales que se conviertan en la base de un proyecto de presente y, sobretodo, de futuro.
Es muy bueno para las empresas hacer ese “click”, dar ese salto al vacío que supone siempre un cambio de mentalidad y salir de la zona de confort en pos de una aventura arriesgada que, en caso de llegar a buen puerto, puede significar y de hecho significará una gran mejoría para todos, empresa y talento humano.
Y ese es el verdadero momento del cambio, cuando la empresa hace “click” y entiende y asimila la idea (y la certeza) de que las personas lo son todo en cualquier organización. Os podría poner el ejemplo de las mejores compañías del mundo, Google, Facebook, LinkedIn… todas ellas, sin las personas que las componen, no serían nada. Simples ideas. Simples proyectos. Simples sueños. Por muy buenos que éstos sean. Son las personas, con su talento, su experiencia, su esfuerzo, su ilusión… las que transforman esas visiones y las convierten en realidad.
Una forma fácil de verlo es a través de la musica, en la que las personas serían las notas. Todas ellas diferentes: altas, bajas, graves, agudas, largas, cortas…, pero todas importantes. Después tenemos la empresa, que sería el pentagrama. Y quien es capaz de gestionar esas notas, sacar su mayor partido y colocarlas en la mejor posición sería la figura del compositor, que es el gestor del talento humano. Cuando el compositor consigue poner cada nota en su lugar y darle la importancia que merece, sólo entonces se consigue la magia y se crea una bella melodía. Pero fijaros bien en la importancia de las notas y del compositor, son lo verdaderamente indispensable porque se puede crear música en cualquier formato, una pared, una servilleta, una mano, incluso en la propia mente del compositor, con sólo pensarla, la música ya es una realidad en su mente. Pues con las empresas pasa exactamente igual, da igual el soporte, una tienda on-line, una oficina física, un taller, un local… sin las personas y sin esa gestión adecuada del talento humano, no habrá melodía posible. Las personas, su talento y cómo sea capaz de gestionarlo la organización, son la verdadera clave, si bien hay que darle la importancia que merece también a la empresa y al soporte que ésta puede llegar a ser.
Al final las grandes empresas lo son porque han dado ese paso y apuestan firmemente por las personas. No hay una sola multinacional de las que podrían ser las mejores empresas del mundo que no estén en la lista de las “mejores empresas para trabajar”.
Un consejo que yo doy siempre a los clientes para los que trabajo es que no olviden que las personas se mueven por la ilusión. La ilusión es su verdadera gasolina. De la ilusión surgen las ideas, los proyectos, los objetivos y se hacen mayores esfuerzos y se mantiene la motivación por conseguirlos. En mi humilde opinión creo que ahí se encuentra la clave de la Gestión del Talento Humano. La clave con la que el compositor colocará todas las notas sobre el pentagrama y hará su magia creando una bella melodía.